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Mariana Gonzalez Lutier se interesó durante el verano por el artista muralista Renacho Melgar, quien vino a pintar dentro del marco del festival de artes urbanos “Calle Libre”. “Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar” es el resultado de dos encuentros con el pintor. En Paris, Renacho colaboró con Beatriz Arana – fotógrafa y estudiante de Artes Plásticas-. Por último, la sección publica el poema “El llanto del mundo” en esta octava edición.
Mariana Gonzalez Lutier hatte das Glück, den Künstler Renacho Melgar während des Sommers im Rahmen den Festivals Calle Libre kennenzulernen. Der Artikel „Viajando por un horizonte de colores …” ist das Ergebnis zweier Begegnungen mit dem Künstler. Beatriz Arana, die Fotografin und Kunststudentin in Paris ist, hat die Fotos für diesen Artikel zur Verfügung gestellt.
Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar*
Por Mariana Gonzalez Lutier**
Beatriz Arana***

¿Dónde empieza esta historia?
¿Acaso fue en la red, cuando por primera vez vi sus colores y líneas, aquellas que delimitan retratos y paisajes? Si es así, esta historia empieza con el espectro de la luz. ¿O fue más bien cuando me ofreció pintar con él aquel muro de Viena, alejado del centro turbulento de la ciudad en ese mes de agosto? Entonces esta historia se inicia a la sombra de una sombrilla plantada en el medio de la cera de la Felberstraße, en frente de una pared donde rodaban los colores como el sudor en su frente.

O quizás, este encuentro se haya dibujado mucho antes, cuando aún viajaba en tren hacia Paris y memorizaba cada grafiti y retrato callejero que se podía ver a lo largo de las vías del ferrocarril. Ya era una rutina continua hacia un adentro y un afuera. Cuando aún viajaba hacia una meta fija. Los trenes me acompañaron siempre. A la luz de las letras e imágenes de Miguel Ángel Espino[1], diría que el grafiti viaja en el tren de mi memoria.
El viaje se hizo más fuerte después de llegar a Viena. Entonces, quizás esta historia empezó cuando caminando por la capital de aquel país llamado Austria ciudad a principios del 2015, buscando a Nychos y Jana & Js, me topé con las obras de Stinkfisch, Jerson Jiménez, Skirl o Akuma; en aquella época no sabía que algunas de esas obras habían sido realizadas dentro del marco del festival de artes urbanas “Calle Libre”[2]. Sin conocer al Rabbit Eye Movement[3], sin tampoco conocer todos los nombres de los y las artistas. Pocos necesitan firmar sus piezas, porque su estilo habla por sí mismo. Se les conoce y reconoce.
Del 4 al 11 de agosto del 2018 tuvo lugar en Viena la quinta edición del festival “Calle Libre Festival for the urban aethetic En más de diez lugares de la capital austriaca, artistas talentosos como Jacoba Niepoort, Medianeras Murales, Emanuel Jesse, Kobra, Moiz, Lost Optics, o Zesar Brahamonte -entre otros- pintaron piezas maestras. Algunas de las que más destacaron fueron el “Gustav Klimt” de Kobra y la “Wally” de Kruella en la Wiedner Hauptstraße.

Para mí, es imposible decir que pieza atrapa más la mirada entre las escaleras de Lost Optics y el autoretrato con brocha de Jacoba Niepoort; ni definir quien resolvió mejor entre Medianeras Murales y el “Cuerpo de ciudad”[4] y los “Maestros” de Zesar Brahamonte. Ilusiones ópticas, luz acuática, luz divina creativa, luz estética. Este año el festival revistió a la ciudad con adornos nuevos, del arte figurativo al abstracto, declinación de luces y colores ante la sombra del otoño.



El grafiti brinda arte para todos, al menos que sepamos verlo, porque como todo arte hay que educar al ojo. Eso sí solo tenemos que caminar en cualquier calle para acercarnos a él. Sin embargo, es aún mejor cuando un pintor te abre su mundo, de luces y sombras.

Conocí a Renacho Melgar, un lunes, dentro de la primera quincena de agosto. Era verano, sin aire y con demasiada luz. Nos habíamos citado para que yo lo entrevistara. No me esperaba que esa charla me permitiera entrar en su mundo de líneas infinitas que diseñan paisajes coloridos. Usualmente las entrevistas duran un par de horas, no más. La mía con él se extendió un mes entero. Dos semanas en Viena y otras dos semanas en Paris.
En Viena, le asignaron una pared cerca de las vías del tren, en el distrito 15, al final de la Felberstraße. Una pared de dos metros de altura y veinte de longitud. Sobre la base blanca Renacho dibujó su proyecto, pero fue al iniciar a pintar el fondo que hubo reacción en el vecindario, encantado de ver aquellos colores surgir delante de sus puertas y ventanas. Invitado a pintar en el festival por la Embajada de El Salvador, pinto la interculturalidad a través de músicos animalizados de Europa y de América Latina.
Al mural se asomaron pintores principiantes, jóvenes talentosos y grafiteros con experiencia, cada uno de ellos propuso enfoques y técnicas diferentes, ofreciendo gran dedicación y motivación, lo que es muy común en pintar esta obra plural.



A la luz del sol, trabajaron con paciencia. Henruz[5] resolvió la mitad de su “Catedral-caracol” en menos de ocho minutos, después de haber dejado al hijo de un vecino jugar con su base más de media hora. “Toda pared es buena” dice siempre Renacho, toda pared es mejor compartiéndola con artistas de este calibre.

Entre luces y sombras, lejos del mural, nos adentramos en la ciudad de Viena compartiendo versos infinitos. Del Danubio al Museo de Hundertwasser – cien aguas-, recorrimos calles y plazas sin pasar por el centro turístico. No sabría decir ya, quien enseñaba qué a quién, seguramente yo le enseñé la ciudad, pero él me abrió un mundo. Después de Schiele y Hundertwasser, nos perdimos entre las casitas de Yppenplatz, descubriendo al territorio de Ruin[6], un grafitero vienés. Animales y personajes de líneas finas, con brazos alargados.
Más allá de las líneas del dibujo que yo entiendo y que él pinta, tejemos caminos de letras. Entre rap y poesía, entre novelas y melodías. Partiendo de Rebeca Lane[7], rapera y voz feminista imprescindible de Centroamérica – que llegó por fin a las salas de concierto de Viena-, atravesamos continentes y charcos. Mejor que un Rap Contender[8] fueron referencias compartidas. Se dice que, entre creyentes, un día se podrá llegar a un acuerdo, lo que es seguro es que entre leyentes siempre se construyen puentes.
Acabamos el mural un martes, después de haber convertido dos horas de trabajo para los retratos que faltaban en dos días. El último paso es la delineación, decidir donde se acaba la obra. Perfeccionismo y creatividad, siempre.
Viajamos a Burgenland, donde Victor Sales, un artista y galerista guatemalteco radicado en Eisenstadt, le ofreció a Renacho un lugar para pintar. La casa pertenece a una cooperativa de vecinos, las paredes lucen bajo los verdes de Till Jetzt[9] y el surrealismo de Subtwo[10]. El jardín se convirtió en la huerta del vecindario. Cada uno de los miembros tiene llave y acceso a su parcela cuando le apetezca. En la parte trasera, había una terraza cubierta, que aún de color humus básico nos esperaba.


Renacho pudo empezar otro mural, un Ganesha subido en una tortuga que inicialmente quería pintar en el Canal del Danubio. Me ofreció al otro muro donde pude ensayar -bajo sus invalorables consejos- sacar luces y sombras, donde pude después de muchos años dejar la línea de la escritura y regresar a la línea del dibujo. Sin gravedad[11] como Subtwo, dibujamos palabras y metáforas para ubicarnos en el mundo. Le rendimos sus brillos a [la] lechuza guerrera que en la penumbra llora[12].

Esa noche, no regresamos a Viena aprovechando estar en “este pueblo” -como llama Renacho a Eisenstadt- para conocer a la Art Project House[13] de Victor Sales y de Nora Demattio. Esta pareja decidió en diciembre del 2013 transformar su casa en una galería de arte y en un lugar de cooperación artística con la meta de llevar a conocer artistas jóvenes y de brindar un espacio de creación y de intercambio.
A los pocos días, Renacho se fue a Milán, donde tenía que pintar a Monseñor Romero. Nuestro reencuentro se dio un par de semanas después, en Paris. La ciudad de mis primeros años en la universidad, una ciudad que después de mi experiencia vienesa supe ver con ojos nuevos, una ciudad que se reinventa siempre dependiendo donde y con quien se flanea[14].
Renacho llegó a Paris a finales de agosto, tenía cita con otro proyecto: pintar un mural que representara la interculturalidad a través de distintos folklores del mundo. En el patio del colegio Paul Bert[15] . Este lugar se divide en dos, la parte alta donde además de las taquillas, los jóvenes juegan al fútbol en el recreo y la parte baja desde donde se accede a la cantina y se ubica igualmente un huerto pequeño. Dos escaleras cortas permiten bajar a la cantina[16] y entre estas dos una rampa gigante color gris de unos cuarenta metros le abre paso.
Dora Maria Callejas, profesora de español en el colegio, salvadoreña radicada en Malakoff, propuso el proyecto de hacer pintar a todes les alumnes con Renacho sobre ese mismo muro. La dirección aceptó y Renacho se acomodó en uno de los pisos disponible de la escuela, transformándolo en un taller de dibujo de sus series desarrolladas aquí en Europa.


Se iniciaron así más de dos semanas de organización con los demás colegas del colegio para llevar al mural a todos los adolescentes que cursan en el lugar. Grupos de 10 a 30 jóvenes, llegaban, se les entregaba un tarrito de pintura, un pincel y una parcela de muro.
Seguir las líneas ya dibujadas, rellenar, aplanar la pintura, no mancharse eran las órdenes dadas por Dora. Al final de la clase, tenían que dejar el tarrito en el parapeto, meter el pincel en el cubo de agua e ir a lavarse las manos.
Resulto que le da más miedo a esta nueva generación mancharse las manos de pintura acrílica que quedarse sin smartphone dos días.
Sin darse cuenta pintaron el fondo, un mosaico de colores que del azul al verde dieron un pellejo nuevo al muro gris cemento. Al cabo de la secunda semana, pudimos escuchar más de una vez los comentarios y la satisfacción de estos jóvenes en ser parte del proyecto y de poder señalar que parte habían pintado ellos mismos, al cambiar de aula cruzando el patio bajo.


Como en Viena, este mural fue también el lugar de encuentros y reencuentros.
Encuentros entre el primer hispanohablante que estos jóvenes se encontraban fuera de sus clases de español. “El señor pintor” como lo llamaban entre ellos.
Encuentros entre los profesores y el colegio, de una nueva forma. Tomándose el tiempo de ir a pintar el mural fuera de sus horarios de clase.
Encuentro entre miembros del equipo profesoral recién llegados aquellos que llevan décadas.
Reencuentro con la luz, una luz más horizontal como suele ser la del mes de septiembre. Una luz que revelando los colores fríos del fondo, iluminaban las caras retratadas. Una luz que revelando los colores fríos del fondo, iluminaban las caras retratadas.
Reencuentros con las líneas infinitas y plurales que delinean cada detalle de estos 80m² de pintura.


No sé si fue coincidencia que la rampa se situé en el centro del patio, adentro del colegio, a si por el contario que este muro que cruzaba el paisaje interno se volvió este mes de septiembre un lugar de mil historias, de muchas manos pintando en la misma dirección y amparo de muchas charlas, sobre arte, tecnología y viajes.
Unos silencios contemplativos de lo ya realizado y lo que aún quedaba por terminar marcaban los intercambios entre Renacho y sus ayudantes fijas.


El primer retrato que terminó Renacho fue el de “la mujer-jirafa”, así llamado por los adolescentes, aquellos que en el recreo venían a las vallas que cortaban el paso, miraban esta mujer de cuello alto, quedaban boquiabiertos y felicitaban a Renacho. Volvieron así más a menudo al mural, preguntando, si fuera de la hora obligatoria, podían retomar el pincel y seguir con nosotros.
En total, están representadas diez culturas diferentes, nueve con forma humana, todas atravesadas por la cola del Quetzalcóatl que encabeza al mural.


Renacho acabó la obra entrando al mes de octubre, cuando ya la luz diurna es más escasa.
Se quedan detrás de él dos murales increíbles.


Antes de regresar al Salvador, tuvimos un último encuentro en una taberna de Viena, como a él le gusta.
Charlamos sobre aquello que más lo impacto acá en Europa. Sin dudar un solo instante, me contestó: Hundertwasser. Ese nombre que, a pesar de ser alemán, no se le olvidara jamás. Mirando de otras forma las ventanas que arriman a las calles de Viena, recuerda a los dibujos y grabados del maestro solitario austriaco.
Algo siento que ha entrado por la abierta ventana.
Tu también has venido, sin duda entre el aroma
de la noche, quien sabe, más lo cierto es que toma
vaguedades fantásticas tu imagen soberana…[17]
Siempre entre luces y sombras se construyen relatos insospechados.
[1] Miguel Ángel Espino, Trenes, San Salvador, 1940.
[2] Para más información, vean: https://www.callelibre.at/ .
[3] Para más información, vean: https://rabbiteyemovement.at/
[4]El muro de las Medianeras Murales ya no se puede ver. Fue borrado por el Rabbit Eye Movement con recado al organizador de Calle Libre.
[6] @r_u_i_n_, Albert Ruiner, artista callejero vienés.
[7] https://www.youtube.com/watch?v=-S13nvfHybA&t=967s
[8] Un rap contender o RC es un evento típico de la cultura rap e hip hop, donde dos personas se enfrentan verbalmente en tres vueltas. Ver ilustración en el link de la nota anterior.
[9] @till.jetzt, artista austriaco.
[10] @subtwo, artista vienés que trabaja también en Eisenstadt.
[11] “No gravity” de Subtwo.
[12] Guillermina Sartor, “Como si fuera un comienzo pero es el título”, 2015. disponible en: https://enelcaminodelosperros.wordpress.com/2015/11/15/guillermina-sartor/
[13] http://www.arthouse-project.com/
[14] Flanea, neologismo que viene del verbo “flâner”, significa pasear sin meta, al azar de las calles.
[15] http://www.clg-bert-malakoff.ac-versailles.fr/spip.php?article253
[16] Aquí nos referimos a la cafetería.
[17] «Nocturno», Jícaras Tristes, Alfredo Espino, 1932.
Renacho Melgar*
Nacido en el 1980 en el hospital 1ero de mayo en San Salvador, le gusta decir que nació de verdad cuatro años más tarde cuando su madre le regalo su primer lápiz. Desde entonces no para de dibujar ni pintar. Luego de una estadía en Cuba en el 2006, donde fue autorizado por los agentes culturales a exponer su trabajo un mes entero, empezó a vivir de su trabajo. Pintor, dibujador y muralista, vive ahora en Cuenca, Ecuador. Estuvo este ano por primera vez en Europa, de agosto a octubre donde realizo tres proyectos. Uno en Viena, otro en Milán y el ultimo en Malakoff, una ciudad de las afueras parisinas.
Obwohl Renacho Melgar am 1. Mai des Jahres 1980 im Spital in San Salvador geboren ist, sagt er immer, dass sein Geburtstag vier Jahre später ist – als ihm seine Mutter seinen ersten Stift geschenkt hat.
Seitdem hat er nicht mehr aufgehört zu zeichnen und zu malen. Bei einem Aufenthalt in Kuba im Jahr 2006 durfte er überraschenderweise seine Werke für einen Monat ausstellen und danach fing er an, von seinen Werken zu leben. Er wohnt jetzt in Cuenca, Ecuador, wo er als Maler, Zeichner und Wandmaler arbeitet. Dieses Jahr ist er zum ersten Mal nach Europa geflogen, um von August bis Oktober drei Projekte zu realisieren, eines in Wien, ein anderes in Milan und das letzte in Malakoff, einem Vorort von Paris.
Mariana González Lutier**
franco-española ha vivido en Paris, Buenos Aires y Viena. Estudio historia dentro del marco del máster interdisciplinario de Estudios Latinoaméricanos del IHEAL-Paris 3 y del LAI- Universidad de Viena. En los procesos de maduración del trabajo académico, acompañada siempre de su libreta, anota sus impresiones con una prosa poética. Hace parte del equipo creativo de ReveLA.
Beatriz Arana***
“Swan into Deep blue sea, never went back home again” de la canción “Never known Love” de Thieves Like Us es el lema de la salvadoreña Beatriz Arana, quien llego a Paris en el 2012 para estudiar las artes plásticas en Saint- Denis- Paris 8. Experimenta con distintas formas de arte y de trabajo con todo un poco, pero lo que más le agrade es hacer fotos de su entorno. Siempre en la búsqueda de una estética urbana o no, acepto la colaboración en el mural parisino de Renacho Melgar, del cual saco las fotos.
Das Motto von Beatriz Arana ist “Swan into Deep blue sea, never went back home again, Diese Phrase stammt aus dem Lied” Never known Love” der Gruppe Thieves Like us.”. Die Salvadorianerin, die im Jahr 2012 nach Paris gezogen ist, um plastische Kunst unterschiedlichster Techniken an der Universität von Saint-Denis-Paris 8 zu studieren. Ihre Leidenschaft ist allerdings die Fotografie. Sie liebt es Fotos von ihrer Umwelt machen, dabei ist sie ständig auf der Suche nach Ästhetik – sei diese urbane Natur oder nicht.
Sie hat die Zusammenarbeit mit Revela akzeptiert und hat sie sich beschäftigt mit den Fotos von der Wand Renachos in Paris.
Artículo para descargar:
Garabato_Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar
[:de]
Mariana Gonzalez Lutier hatte das Glück, den Künstler Renacho Melgar während des Sommers im Rahmen den Festivals Calle Libre kennenzulernen. Der Artikel „Viajando por un horizonte de colores …” ist das Ergebnis zweier Begegnungen mit dem Künstler. Beatriz Arana, die Fotografin und Kunststudentin in Paris ist, hat die Fotos für diesen Artikel zur Verfügung gestellt.
Mariana Gonzalez Lutier se interesó durante el verano por el artista muralista Renacho Melgar, quien vino a pintar dentro del marco del festival de artes urbanos “Calle Libre”. “Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar” es el resultado de dos encuentros con el pintor. En Paris, Renacho colaboró con Beatriz Arana – fotógrafa y estudiante de Artes Plásticas-. Por último, la sección publica el poema “El llanto del mundo” en esta octava edición.
Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar*
Por Mariana Gonzalez Lutier**
Beatriz Arana***

¿Dónde empieza esta historia?
¿Acaso fue en la red, cuando por primera vez vi sus colores y líneas, aquellas que delimitan retratos y paisajes? Si es así, esta historia empieza con el espectro de la luz. ¿O fue más bien cuando me ofreció pintar con él aquel muro de Viena, alejado del centro turbulento de la ciudad en ese mes de agosto? Entonces esta historia se inicia a la sombra de una sombrilla plantada en el medio de la cera de la Felberstraße, en frente de una pared donde rodaban los colores como el sudor en su frente.

O quizás, este encuentro se haya dibujado mucho antes, cuando aún viajaba en tren hacia Paris y memorizaba cada grafiti y retrato callejero que se podía ver a lo largo de las vías del ferrocarril. Ya era una rutina continua hacia un adentro y un afuera. Cuando aún viajaba hacia una meta fija. Los trenes me acompañaron siempre. A la luz de las letras e imágenes de Miguel Ángel Espino[1], diría que el grafiti viaja en el tren de mi memoria.
El viaje se hizo más fuerte después de llegar a Viena. Entonces, quizás esta historia empezó cuando caminando por la capital de aquel país llamado Austria ciudad a principios del 2015, buscando a Nychos y Jana & Js, me topé con las obras de Stinkfisch, Jerson Jiménez, Skirl o Akuma; en aquella época no sabía que algunas de esas obras habían sido realizadas dentro del marco del festival de artes urbanas “Calle Libre”[2]. Sin conocer al Rabbit Eye Movement[3], sin tampoco conocer todos los nombres de los y las artistas. Pocos necesitan firmar sus piezas, porque su estilo habla por sí mismo. Se les conoce y reconoce.
Del 4 al 11 de agosto del 2018 tuvo lugar en Viena la quinta edición del festival “Calle Libre Festival for the urban aethetic En más de diez lugares de la capital austriaca, artistas talentosos como Jacoba Niepoort, Medianeras Murales, Emanuel Jesse, Kobra, Moiz, Lost Optics, o Zesar Brahamonte -entre otros- pintaron piezas maestras. Algunas de las que más destacaron fueron el “Gustav Klimt” de Kobra y la “Wally” de Kruella en la Wiedner Hauptstraße.

Para mí, es imposible decir que pieza atrapa más la mirada entre las escaleras de Lost Optics y el autoretrato con brocha de Jacoba Niepoort; ni definir quien resolvió mejor entre Medianeras Murales y el “Cuerpo de ciudad”[4] y los “Maestros” de Zesar Brahamonte. Ilusiones ópticas, luz acuática, luz divina creativa, luz estética. Este año el festival revistió a la ciudad con adornos nuevos, del arte figurativo al abstracto, declinación de luces y colores ante la sombra del otoño.



El grafiti brinda arte para todos, al menos que sepamos verlo, porque como todo arte hay que educar al ojo. Eso sí solo tenemos que caminar en cualquier calle para acercarnos a él. Sin embargo, es aún mejor cuando un pintor te abre su mundo, de luces y sombras.

Conocí a Renacho Melgar, un lunes, dentro de la primera quincena de agosto. Era verano, sin aire y con demasiada luz. Nos habíamos citado para que yo lo entrevistara. No me esperaba que esa charla me permitiera entrar en su mundo de líneas infinitas que diseñan paisajes coloridos. Usualmente las entrevistas duran un par de horas, no más. La mía con él se extendió un mes entero. Dos semanas en Viena y otras dos semanas en Paris.
En Viena, le asignaron una pared cerca de las vías del tren, en el distrito 15, al final de la Felberstraße. Una pared de dos metros de altura y veinte de longitud. Sobre la base blanca Renacho dibujó su proyecto, pero fue al iniciar a pintar el fondo que hubo reacción en el vecindario, encantado de ver aquellos colores surgir delante de sus puertas y ventanas. Invitado a pintar en el festival por la Embajada de El Salvador, pinto la interculturalidad a través de músicos animalizados de Europa y de América Latina.
Al mural se asomaron pintores principiantes, jóvenes talentosos y grafiteros con experiencia, cada uno de ellos propuso enfoques y técnicas diferentes, ofreciendo gran dedicación y motivación, lo que es muy común en pintar esta obra plural.



A la luz del sol, trabajaron con paciencia. Henruz[5] resolvió la mitad de su “Catedral-caracol” en menos de ocho minutos, después de haber dejado al hijo de un vecino jugar con su base más de media hora. “Toda pared es buena” dice siempre Renacho, toda pared es mejor compartiéndola con artistas de este calibre.

Entre luces y sombras, lejos del mural, nos adentramos en la ciudad de Viena compartiendo versos infinitos. Del Danubio al Museo de Hundertwasser – cien aguas-, recorrimos calles y plazas sin pasar por el centro turístico. No sabría decir ya, quien enseñaba qué a quién, seguramente yo le enseñé la ciudad, pero él me abrió un mundo. Después de Schiele y Hundertwasser, nos perdimos entre las casitas de Yppenplatz, descubriendo al territorio de Ruin[6], un grafitero vienés. Animales y personajes de líneas finas, con brazos alargados.
Más allá de las líneas del dibujo que yo entiendo y que él pinta, tejemos caminos de letras. Entre rap y poesía, entre novelas y melodías. Partiendo de Rebeca Lane[7], rapera y voz feminista imprescindible de Centroamérica – que llegó por fin a las salas de concierto de Viena-, atravesamos continentes y charcos. Mejor que un Rap Contender[8] fueron referencias compartidas. Se dice que, entre creyentes, un día se podrá llegar a un acuerdo, lo que es seguro es que entre leyentes siempre se construyen puentes.
Acabamos el mural un martes, después de haber convertido dos horas de trabajo para los retratos que faltaban en dos días. El último paso es la delineación, decidir donde se acaba la obra. Perfeccionismo y creatividad, siempre.
Viajamos a Burgenland, donde Victor Sales, un artista y galerista guatemalteco radicado en Eisenstadt, le ofreció a Renacho un lugar para pintar. La casa pertenece a una cooperativa de vecinos, las paredes lucen bajo los verdes de Till Jetzt[9] y el surrealismo de Subtwo[10]. El jardín se convirtió en la huerta del vecindario. Cada uno de los miembros tiene llave y acceso a su parcela cuando le apetezca. En la parte trasera, había una terraza cubierta, que aún de color humus básico nos esperaba.


Renacho pudo empezar otro mural, un Ganesha subido en una tortuga que inicialmente quería pintar en el Canal del Danubio. Me ofreció al otro muro donde pude ensayar -bajo sus invalorables consejos- sacar luces y sombras, donde pude después de muchos años dejar la línea de la escritura y regresar a la línea del dibujo. Sin gravedad[11] como Subtwo, dibujamos palabras y metáforas para ubicarnos en el mundo. Le rendimos sus brillos a [la] lechuza guerrera que en la penumbra llora[12].

Esa noche, no regresamos a Viena aprovechando estar en “este pueblo” -como llama Renacho a Eisenstadt- para conocer a la Art Project House[13] de Victor Sales y de Nora Demattio. Esta pareja decidió en diciembre del 2013 transformar su casa en una galería de arte y en un lugar de cooperación artística con la meta de llevar a conocer artistas jóvenes y de brindar un espacio de creación y de intercambio.
A los pocos días, Renacho se fue a Milán, donde tenía que pintar a Monseñor Romero. Nuestro reencuentro se dio un par de semanas después, en Paris. La ciudad de mis primeros años en la universidad, una ciudad que después de mi experiencia vienesa supe ver con ojos nuevos, una ciudad que se reinventa siempre dependiendo donde y con quien se flanea[14].
Renacho llegó a Paris a finales de agosto, tenía cita con otro proyecto: pintar un mural que representara la interculturalidad a través de distintos folklores del mundo. En el patio del colegio Paul Bert[15] . Este lugar se divide en dos, la parte alta donde además de las taquillas, los jóvenes juegan al fútbol en el recreo y la parte baja desde donde se accede a la cantina y se ubica igualmente un huerto pequeño. Dos escaleras cortas permiten bajar a la cantina[16] y entre estas dos una rampa gigante color gris de unos cuarenta metros le abre paso.
Dora Maria Callejas, profesora de español en el colegio, salvadoreña radicada en Malakoff, propuso el proyecto de hacer pintar a todes les alumnes con Renacho sobre ese mismo muro. La dirección aceptó y Renacho se acomodó en uno de los pisos disponible de la escuela, transformándolo en un taller de dibujo de sus series desarrolladas aquí en Europa.


Se iniciaron así más de dos semanas de organización con los demás colegas del colegio para llevar al mural a todos los adolescentes que cursan en el lugar. Grupos de 10 a 30 jóvenes, llegaban, se les entregaba un tarrito de pintura, un pincel y una parcela de muro.
Seguir las líneas ya dibujadas, rellenar, aplanar la pintura, no mancharse eran las órdenes dadas por Dora. Al final de la clase, tenían que dejar el tarrito en el parapeto, meter el pincel en el cubo de agua e ir a lavarse las manos.
Resulto que le da más miedo a esta nueva generación mancharse las manos de pintura acrílica que quedarse sin smartphone dos días.
Sin darse cuenta pintaron el fondo, un mosaico de colores que del azul al verde dieron un pellejo nuevo al muro gris cemento. Al cabo de la secunda semana, pudimos escuchar más de una vez los comentarios y la satisfacción de estos jóvenes en ser parte del proyecto y de poder señalar que parte habían pintado ellos mismos, al cambiar de aula cruzando el patio bajo.


Como en Viena, este mural fue también el lugar de encuentros y reencuentros.
Encuentros entre el primer hispanohablante que estos jóvenes se encontraban fuera de sus clases de español. “El señor pintor” como lo llamaban entre ellos.
Encuentros entre los profesores y el colegio, de una nueva forma. Tomándose el tiempo de ir a pintar el mural fuera de sus horarios de clase.
Encuentro entre miembros del equipo profesoral recién llegados aquellos que llevan décadas.
Reencuentro con la luz, una luz más horizontal como suele ser la del mes de septiembre. Una luz que revelando los colores fríos del fondo, iluminaban las caras retratadas. Una luz que revelando los colores fríos del fondo, iluminaban las caras retratadas.
Reencuentros con las líneas infinitas y plurales que delinean cada detalle de estos 80m² de pintura.


No sé si fue coincidencia que la rampa se situé en el centro del patio, adentro del colegio, a si por el contario que este muro que cruzaba el paisaje interno se volvió este mes de septiembre un lugar de mil historias, de muchas manos pintando en la misma dirección y amparo de muchas charlas, sobre arte, tecnología y viajes.
Unos silencios contemplativos de lo ya realizado y lo que aún quedaba por terminar marcaban los intercambios entre Renacho y sus ayudantes fijas.


El primer retrato que terminó Renacho fue el de “la mujer-jirafa”, así llamado por los adolescentes, aquellos que en el recreo venían a las vallas que cortaban el paso, miraban esta mujer de cuello alto, quedaban boquiabiertos y felicitaban a Renacho. Volvieron así más a menudo al mural, preguntando, si fuera de la hora obligatoria, podían retomar el pincel y seguir con nosotros.
En total, están representadas diez culturas diferentes, nueve con forma humana, todas atravesadas por la cola del Quetzalcóatl que encabeza al mural.


Renacho acabó la obra entrando al mes de octubre, cuando ya la luz diurna es más escasa.
Se quedan detrás de él dos murales increíbles.


Antes de regresar al Salvador, tuvimos un último encuentro en una taberna de Viena, como a él le gusta.
Charlamos sobre aquello que más lo impacto acá en Europa. Sin dudar un solo instante, me contestó: Hundertwasser. Ese nombre que, a pesar de ser alemán, no se le olvidara jamás. Mirando de otras forma las ventanas que arriman a las calles de Viena, recuerda a los dibujos y grabados del maestro solitario austriaco.
Algo siento que ha entrado por la abierta ventana.
Tu también has venido, sin duda entre el aroma
de la noche, quien sabe, más lo cierto es que toma
vaguedades fantásticas tu imagen soberana…[17]
Siempre entre luces y sombras se construyen relatos insospechados.
[1] Miguel Ángel Espino, Trenes, San Salvador, 1940.
[2] Para más información, vean: https://www.callelibre.at/ .
[3] Para más información, vean: https://rabbiteyemovement.at/
[4]El muro de las Medianeras Murales ya no se puede ver. Fue borrado por el Rabbit Eye Movement con recado al organizador de Calle Libre.
[6] @r_u_i_n_, Albert Ruiner, artista callejero vienés.
[7] https://www.youtube.com/watch?v=-S13nvfHybA&t=967s
[8] Un rap contender o RC es un evento típico de la cultura rap e hip hop, donde dos personas se enfrentan verbalmente en tres vueltas. Ver ilustración en el link de la nota anterior.
[9] @till.jetzt, artista austriaco.
[10] @subtwo, artista vienés que trabaja también en Eisenstadt.
[11] “No gravity” de Subtwo.
[12] Guillermina Sartor, “Como si fuera un comienzo pero es el título”, 2015. disponible en: https://enelcaminodelosperros.wordpress.com/2015/11/15/guillermina-sartor/
[13] http://www.arthouse-project.com/
[14] Flanea, neologismo que viene del verbo “flâner”, significa pasear sin meta, al azar de las calles.
[15] http://www.clg-bert-malakoff.ac-versailles.fr/spip.php?article253
[16] Aquí nos referimos a la cafetería.
[17] «Nocturno», Jícaras Tristes, Alfredo Espino, 1932.
Renacho Melgar*
Nacido en el 1980 en el hospital 1ero de mayo en San Salvador, le gusta decir que nació de verdad cuatro años más tarde cuando su madre le regalo su primer lápiz. Desde entonces no para de dibujar ni pintar. Luego de una estadía en Cuba en el 2006, donde fue autorizado por los agentes culturales a exponer su trabajo un mes entero, empezó a vivir de su trabajo. Pintor, dibujador y muralista, vive ahora en Cuenca, Ecuador. Estuvo este ano por primera vez en Europa, de agosto a octubre donde realizo tres proyectos. Uno en Viena, otro en Milán y el ultimo en Malakoff, una ciudad de las afueras parisinas.
Obwohl Renacho Melgar am 1. Mai des Jahres 1980 im Spital in San Salvador geboren ist, sagt er immer, dass sein Geburtstag vier Jahre später ist – als ihm seine Mutter seinen ersten Stift geschenkt hat.
Seitdem hat er nicht mehr aufgehört zu zeichnen und zu malen. Bei einem Aufenthalt in Kuba im Jahr 2006 durfte er überraschenderweise seine Werke für einen Monat ausstellen und danach fing er an, von seinen Werken zu leben. Er wohnt jetzt in Cuenca, Ecuador, wo er als Maler, Zeichner und Wandmaler arbeitet. Dieses Jahr ist er zum ersten Mal nach Europa geflogen, um von August bis Oktober drei Projekte zu realisieren, eines in Wien, ein anderes in Milan und das letzte in Malakoff, einem Vorort von Paris.
Mariana González Lutier**
franco-española ha vivido en Paris, Buenos Aires y Viena. Estudio historia dentro del marco del máster interdisciplinario de Estudios Latinoaméricanos del IHEAL-Paris 3 y del LAI- Universidad de Viena. En los procesos de maduración del trabajo académico, acompañada siempre de su libreta, anota sus impresiones con una prosa poética. Hace parte del equipo creativo de ReveLA.
Beatriz Arana***
“Swan into Deep blue sea, never went back home again” de la canción “Never known Love” de Thieves Like Us es el lema de la salvadoreña Beatriz Arana, quien llego a Paris en el 2012 para estudiar las artes plásticas en Saint- Denis- Paris 8. Experimenta con distintas formas de arte y de trabajo con todo un poco, pero lo que más le agrade es hacer fotos de su entorno. Siempre en la búsqueda de una estética urbana o no, acepto la colaboración en el mural parisino de Renacho Melgar, del cual saco las fotos.
Das Motto von Beatriz Arana ist “Swan into Deep blue sea, never went back home again, Diese Phrase stammt aus dem Lied” Never known Love” der Gruppe Thieves Like us.”. Die Salvadorianerin, die im Jahr 2012 nach Paris gezogen ist, um plastische Kunst unterschiedlichster Techniken an der Universität von Saint-Denis-Paris 8 zu studieren. Ihre Leidenschaft ist allerdings die Fotografie. Sie liebt es Fotos von ihrer Umwelt machen, dabei ist sie ständig auf der Suche nach Ästhetik – sei diese urbane Natur oder nicht.
Sie hat die Zusammenarbeit mit Revela akzeptiert und hat sie sich beschäftigt mit den Fotos von der Wand Renachos in Paris.
Artikel zum Download:
Garabato_Viajando por un horizonte de líneas y colores con Renacho Melgar
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