Edición 9

Paro nacional en Colombia

Angie González Narváez* y Marcela Torres Heredia**

“¿De qué me hablas, viejo?” fue la frase con la que el actual presidente de Colombia Ivan Duque respondió a un periodista que lo increpó el 7 de noviembre de 2019[1], momento en que se revelaron detalles, sobre la operación militar desarrollada por las Fuerzas Armadas de Colombia en Caquetá, región al sur del país, el jueves 29 de agosto del 2019[2]. Las primeras cifras revelaron ocho niños entre las víctimas mortales de los ataques a un campamento de las disidencias de las FARC. Así lo denunció el senador Roy Barreras, promotor de la audiencia en el senado donde se abordó este tema. Este escándalo condujo a la renuncia del Ministro de Defensa ejecutor de la operación, Guillermo Botero. Días después se dieron a conocer mayores detalles de esta operación, producto de la investigación del medio periodístico Noticias Uno[3]; allí se revelaron nuevas cifras: no serían solo ocho, sino dieciocho las víctimas mortales del ataque; otros diez menores de edad habrían sobrevivido al bombardeo y habrían sido masacrados por el ejército.

Este doloroso episodio se sumó a la ya extensa lista de situaciones de violencia extrema transcurridas a lo largo del actual período presidencial, frente a las cuales el gobierno nacional no da respuestas oportunas y no parece siquiera tener la voluntad política para apaciguar la crisis social del país. La actuación del ejército, de los mandos militares, de los ministros, agravados por la desatinada respuesta del presidente Iván Duque, suscitaron amplia indignación.

En vista de la gravedad de las denuncias, no sólo con respecto a este episodio específico, sino también frente a los asesinatos selectivos de lideresas y líderes sociales, las crecientes violencias en territorios indígenas que cobran la vida de sus habitantes, el rearme de grupos armados, la ineficiente aplicación y dilatación de los acuerdos de paz, las anunciadas reformas fiscales y presupuestales, las medidas de desfinanciamiento de la universidad pública, fueron algunas de las situaciones que llevaron a convocar un paro nacional indefinido.

Para el 21 de noviembre de 2019 se sumaron al paro nacional una multiplicidad de organizaciones indígenas, afrodescendientes, feministas, campesinas, centrales obreras, organizaciones estudiantiles y comunidades de colombianes en diáspora con un pliego extenso de peticiones al gobierno nacional, con una voluntad férrea de ser escuchados en sus demandas, lograr la ejecución de acuerdos ya alcanzados y dejando ver la voluntad extensa de las y los ciudadanos de un cambio en el direccionamiento político del país.

Aunque las demandas son extensas, en este artículo nos concentraremos en algunas.

Acuerdo de paz

La campaña en las elecciones presidenciales de Iván Duque fue clara en cuanto al acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP. Allí se aseguró que se modificarían los acuerdos alcanzados para evitar los altos beneficios de los guerrilleros desmovilizados. Esta promesa política ha llevado a la dilatación en la aplicación de aspectos centrales del acuerdo, entre ellas, aquellas relacionadas con la reincorporación de los y las ex-guerilleras a la vida civil.

Sumado a las negligencias en este proceso, la sucesión de episodios de violencia contra ex-combatientes en las que han sido víctimas de asesinatos selectivos ha difundido desconfianza en el proceso. Este es el caso de Dilmar Torres, ex-guerrillero asentado como campesino en la Vereda de Campo Alegre, Norte de Santander, quien fue ejecutado extrajudicialmente por el Ejército Nacional[4].

Desde el principio del actual período presidencial, las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional) no pudieron ser avanzadas ante la falta de voluntad de ambas partes y las condiciones de negociación impuestas por el gobierno a esta guerrilla[5], dejando el proceso de búsqueda de una solución negociada al histórico conflicto colombiano incompleta.

El reagrupamiento de grupos paramilitares y narcotraficantes en regiones, así como el rearme de disidencias de la guerrilla en algunas zonas del país, ha llevado a disputas territoriales. Los habitantes de estas regiones no perciben los efectos del acuerdo de paz y viven incluso con mayor zozobra que antes de este. En muchas regiones del país la lógica de la guerra no ha desaparecido pese al período de pos-acuerdo, sino que continúa latente y amenaza con mayores crímenes, muertes, desplazamientos y en general, la reproducción de la violencia del país.

Asesinatos selectivos

El presidente Iván Duque niega en su discurso político la existencia en Colombia de un conflicto armado. Sin embargo en lo corrido del año 2019 se documentaron 591 asesinatos, amenazas, atentados y detenciones contra activistas sociales en el país según el Sistema de Información sobre Agresiones contra Personas Defensoras de Derechos Humanos (SIADDHH)[6]. En el presente año ya son 56 indígenas asesinados, según cifras de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC)[7].

Esta alarmante situación de violencia en las regiones genera un ambiente de zozobra y miedo frente a la movilización social. Aquella que se encamina a exigir derechos fundamentales, el cumplimiento de acuerdos ya alcanzados, la denuncia de irregularidades, la sustitución de cultivos entre otras iniciativas de la sociedad civil, frente a las cuales actores armados, intereses políticos y económicos regionales e internacionales se ven afectados y reaccionan violentamente, sin mayor intervención estatal o incluso con la complicidad de esta.

La búsqueda negociada al conflicto

Estos procesos dan cuenta de una incapacidad del gobierno de hacer frente a las disputas territoriales entre grupos armados y generar formas alternativas de solución de conflictos que no sean únicamente la via armada.

En el Cauca, por ejemplo, zona del país azotada por la presencia de grupos ilegales vinculados al narcotráfico disputándose el control territorial de la región, se han presentado en los últimos meses del año episodios de violencia como el asesinato de la gobernadora y autoridad de la comunidad Nasa, Cristina Bautista, así como cinco guardias indígenas que la acompañaban[8]. Luego de este episodio, la decisión del presidente Iván Duque de enviar 2.500 efectivos militares a la región[9] ha sido fuertemente criticada por más de 115 cabildos indígenas que se oponen a esta medida.

Para las comunidades allí presentes, la militarización no es una solución a su situación, pues esta incrementa el potencial de conflictividad en el que los indígenas se ven atrapados. En vez de eso, las comunidades proponen al gobierno el fortalecimiento comunitario, el apoyo en la sustitución de cultivos, entre otras medidas para hacer frente a la violencia en la zona.

Este panorama deja en evidencia además la co-existencia de diversas perspectivas de país, oscilando entre una administración centralizada y las propuestas alternativas territoriales. Aquellas que además hacen uso de los mecanismos de protesta estipulados como legales, los cuales son sin embargo ignorados o criminalizados en los discursos de fuerzas políticas del gobierno y reproducidos por algunos medios de comunicación.

El Paro Nacional

En vista de este panorama, ciudadanas y ciudadanos se han lanzado a las calles en jornadas de manifestación a lo largo de los diferentes rincones del país para unirse a las diversas exigencias y expresar su desacuerdo o desaprobación a la actual gestión del gobierno nacional; exigen ser escuchados y el replanteamiento de la política del país.

Desde el 21 de noviembre, las manifestaciones no han cesado. Se han reproducido en las grandes ciudades y en las regiones más apartadas del país, dando cuenta de la magnitud del descontento. La reacción por parte de las instituciones ha generado aún mayor desaprobación. De un lado por el carácter excesivamente violento con el que fueron sofocadas las primeras manifestaciones por parte de las fuerzas antimotines de Colombia – ESMAD-, las cuales condujeron a que manifestantes resultaran severamente heridos e incluso perdieran su vida, como fue el caso del estudiante Dilan Cruz[10], cuya muerte desató un debate sobre los procedimientos del ESMAD frente a la población civil, el uso de armamento inadecuado, la provocación a los manifestantes para iniciar confrontaciones y en general sobre las bases mismas que permiten la existencia de este organismo. Dilan Cruz se convirtió en uno de los símbolos del Paro, motivando a muchos manifestantes a salir a las calles.

Otras formas se han convertido en representativas del Paro: el humor, canciones creadas para apoyar el paro y otras que vienen de movilizaciones como la chilena, tal es el caso de la canción El baile de los que sobran, del grupo chileno Los prisioneros. Además otras proclamas representaticas, que vienen creándose en otros procesos de movilización, como el del paro del pacífico, en donde se gritaba: “El pueblo no se rinde carajo!. Las cacerolas y el más diverso repertorio de pancartas y arengas constituyen el universo del carnaval de potencia plebeya vivido en las últimas semanas.

También la reacción política del gobierno ante las exigencias ha funcionado como catalizador a la indignación generalizada. Los debates políticos han permitido a las fuerzas afines al gobierno aprobar la reforma tributaria y laboral[11] durante el paro nacional, punto central contra el que se manifiestan las centrales obreras. Así como aprobar el primer debate de la llamada “Ley Arias”, un proyecto de ley que permite reabrir cerca de 250 procesos que fueron tramitados en la historia de la Corte Suprema de Justicia[12], como el polémico caso del ex-ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, quien durante su gestión otorgó subsidios a familias pudientes del país con el programa Agro Ingreso Seguro, dirigido a familias campesinas.

Acciones desde Viena – Austria

Los acontecimientos que sacuden un país se extienden por medio de los diferentes grupos de solidaridad que surgen en el extranjero, cruzando las fronteras nacionales y generando visibilidad e impacto a nivel internacional. Este ha sido el caso en este 2019, donde intensas movilizaciones con respecto a asuntos en Brasil, Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia han generado movilización internacional.

Desde Viena, colombianas y colombianos en la diáspora han expresado su apoyo al paro nacional por medio de diversas acciones: concentraciones como la sucedida el 21 de noviembre, día en que inició el Paro en Colombia en frente de la Embajada de Colombia en Austria. Durante los siguientes días de Paro, se desarrollaron igualmente acciones de solidaridad como la así llamada “tizatón por el paro” (#tizatónporelparo) una estrategia para dar visibilidad a la situación en Colombia en el espacio público de Viena mediante mensajes callejeros escritos con tiza en diferentes lugares de la ciudad. Finalmente el 1 de diciembre se organizó una jornada conjunta con personas de diversos países latinoamericanos, denominada el “Cacerolazo latinoamericano” donde nuevamente se mostró solidaridad y apoyo con el proceso social que tiene lugar en Colombia[13].

La diversidad, creatividad y esperanza con que una multitud de ciudadanas y ciudadanos se ha lanzado a las calles dan cuenta de una esperanza de cambio que espera ser escuchada por el gobierno nacional.

*Nacida en Apartadó-Antioquia, creció en Bogotá. Actualmente estudia Sociología en la Universidad de Viena.

** Nacida en Bogotá, Colombia. Licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional, Master en Estudios Latinoamericanos y Gestión del Conocimiento. Actualmente doctorante en Antropología en la Universidad de Viena

[1] https://www.elespectador.com/noticias/politica/el-de-que-me-hablas-viejo-de-duque-abre-caja-de-pandora-de-los-males-de-colombia-articulo-890075

[2] https://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/asi-fue-el-bombardeo-en-el-que-murieron-8-ninos-en-caqueta-432146

[3] https://noticias.canal1.com.co/nacional/los-hallazgos-de-noticias-uno-en-la-zona-del-bombardeo-donde-murieron-al-menos-8-ninos/

[4] https://especiales.semana.com/el-asesinato-de-dimar-torres/index.html

[5] https://elpais.com/internacional/2018/09/09/colombia/1536514097_944872.html

[6] https://www.semana.com/nacion/articulo/asesinatos-de-lideres-sociales-somos-defensores-presenta-informe-2019-sobre-agresiones/635297

[7] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50341874

[8] https://www.cric-colombia.org/portal/condena-del-asesinato-de-la-lideresa-indigena-cristina-bautista-taquinas/

[9] https://www.semana.com/nacion/articulo/militarizan-el-cauca-ivan-duque-envia-2500-miembros-de-la-la-fuerza-de-despliegue-rapido-fudra-4/638391

[10] https://www.france24.com/es/20191128-protestas-colombia-dilan-cruz-homicidio-esmad

[11] https://www.ambitojuridico.com/noticias/congreso/tributario-y-contable/asi-fue-la-aprobacion-de-la-reforma-tributaria-en-primer

[12] https://www.semana.com/nacion/articulo/varios-politicos-y-exfuncionarios-podrian-verse-beneficiados-con-la-ley-arias/625374

[13] Resumen fílmico de estas acciones en el video prducido por el Estudio El Gozo: https://vimeo.com/377452732

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