CoyunturaEdición #2

Iguala encendió a México

Mariel Rodríguez*

El pasado 26 de septiembre del año en curso se inscribió en la historia reciente de México para aumentar la lista de ataques perpetrados por actores gubernamentales contra población civil desarmada. Los hechos ocurrieron en la localidad de Ayotzinapa en el municipio de Iguala, en el estado de Guerrero, cuando un autobús que trasladaba estudiantes normalistas de la escuela rural “Raúl Isidro Burgos” fue emboscado, detenido y “rafagueado” por elementos de la policía municipal y sus pasajeros entregados al crimen organizado, por órdenes del entonces presidente municipal de Iguala: José Luis Abarca Velázquez. Durante los ataques murieron 6 personas, entre ellas un taxista y su acompañante, así como un futbolista que viajaba con su equipo en otro autobús de pasajeros, a quienes la policía local confundió con el “objetivo” principal: los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, de quienes murieron 3 ese mismo día. Uno de ellos de la forma más brutal imaginable, a Julio César Mondragón le sacaron los ojos y lo desollaron vivo, además se reportaron un total de 20 heridos y 43 desaparecidos. En días posteriores la lista de desaparecidos ha aumentado pues en las inmediaciones se han encontrado fosas comunes repletas de cadáveres y un sin número de familias de la localidad de Cocula, también en Guerrero, han empezado a reportar las desapariciones de sus familiares en meses pasados.
Pero no es aquí el espacio para hacer un recuento de los hechos ocurridos en Iguala. El párrafo anterior pretende una brevísima introducción al conflicto y principalmente una invitación al lector a que se adentre por sí mismo en la problemática mexicana a través del caso Ayotzinapa. Y es que el caso de los 43 concentra en su perversidad el drama entero del México del Siglo XXI: un país sumido en el miedo, estancado en la promesa de la civilización por-venir, de una paz que está en el mismo más allá en el que los discursos oficiales ubican las violencias que están más aquí que nunca. Un país entregado al poder de gobernadores corruptos, que encuentran en el ejercicio de la política el espacio perfecto para cumplir sus anhelos más personales, desde una casa de millones de dólares, hasta el sueño nerónico de la tiranía y la extravagancia sin límites; cristalizado puramente en las acciones de Abarca.
Ayotzinapa se convirtió en la confirmación de lo que durante años fue un rumor a voces entre l@s mexican@s; la sospecha de que el estado trabaja en conjunto y no en contra de “el narco”. Los hechos de Iguala revelaron los estrechos vínculos que relacionan a los actores políticos de Guerrero con grupos del crimen organizado tales como Los Guerreros Unidos, un cartelillo desprendido de la Familia Michoacana que se disputa la plaza con los Rojos, otra organización criminal activa en el estado de Guerrero. Ayotzinapa confirmó también que las muertes del sexenio de Calderón, aquellas catalogadas como “daños colaterales” no son ni tan casuales, ni tan arbitrarias. La indiferencia e indolencia del Estado, encarnadas por ejemplo en el discurso del Procurador Murillo Karam, sugieren que el caos ocasionado por la expansión del narco en el país es utilizado por el Estado para llevar a cabo su propia limpieza étnica, para silenciar las voces de sus oponentes, de sus más feroces e indefensos críticos. Asimismo la inhabilidad del Presidente de la República Mexicana Enrique Peña Nieto para tomar medidas necesarias para controlar la situación y asegurar el restablecimiento del Estado de Derecho sugieren un gobierno comprometido no con su pueblo sino con… ¿con quién está comprometido el gobierno mexicano? ¿Con los inversores extranjeros? ¿Con sus propios intereses partidistas?
El 26 de septiembre será una fecha que l@s mexican@s recordaremos con la misma rabia y pena que el 2 de octubre de 1968: Tlaltelolco, el 10 de junio de 1971: Halconazo, el 28 de junio de 1995: Aguas Blancas o el 22 de diciembre de 1997: Acteal…26 de septiembre 2014: Ayotzinapa.
Iguala es dolor y decepción, es rabia que desborda impotencia, es hartazgo que de tanto se convirtió en unión. Ayotzinapa es punto de quiebre, porque esta vez l@s mexican@s salen a las calles, nos movilizamos en todas partes del mundo, con compañeros de todas las nacionalidades para que nadie deje de ver a México, para que no volvamos a ser sumidos en el silencio. En Viena se ha creado el Colectivo Acción Solidaria con México, un grupo apartidista, dedicado a crear visibilidad de la situación en México en el extranjero, en especial en Austria, para buscar la participación de la Unión Europea en la restitución del Estado de Derecho, de la paz, la igualdad y la justicia en México.
Los 43 son esperanza de cambio, son todo nuestro dolor de años y nuestra lucha por un futuro digno.

* Mariel Rodríguez, México D.F. 1982, vive y trabajaen Viena desde 2011. Licenciada en Humanidades por la UDLAP, México y maestra en Estudios Críticos por la Academia de Bellas artes de Viena. Trabaja como artista independiente, en activismo y curaduría.

¡Ayotzinapa somos todos!

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Para más información sobre las actividades del Colectivo Acción Solidaria con México-Austria ver:
https://colectivoaccionsolidaria.wordpress.com/

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